viernes, 11 de septiembre de 2015

Mi crítica de cine: El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante (1989)

El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante es una película dirigida por Peter Greenaway en 1989 y protagonizada por Michael Gambon (cocinero), Richard Bohringer (ladrón), Helen Mirren (esposa) y Alan Howard (amante). También participa Tim Roth en un rol secundario.

La historia gira en torno a Albert, un mafioso amante de la comida que acostumbra a visitar el restaurante Le Hollandis, dirigido por Richard, el cocinero, siempre en compañía de su esposa Georgina y su banda de ladrones. Juntos disfrutan de los más deliciosos manjares preparados por el cocinero a lo largo de la semana. Esta cotidianidad se resquebrajará cuando Georgina note la presencia de Michel, un asiduo lector quien se convertirá en el amante. A partir de este instante, las cenas en el Le Hollandis no solo serán aprovechadas por el mafioso Albert y su placer por disfrutar los potajes, sino también por su esposa, quien tomará cada descuido de su marido para escapar con Michael y disfrutar de los placeres carnales.

Llegué a esta película por encontrarla en diversas listas de las películas más impactantes o inquietantes. Luego de verla puedo decir que nada se aleja de estas categorías con esta pela. Un lindo guión, unas actuaciones magistrales, sobre todo por Richard Bohringer que se hace querer a pesar de presentarse como el chico malo, la historia de amor entre Georgy y Michael. Esta película es hermosa a su modo. Se debe llegar a ella por eso, no por otros elementos narrativos utilizados en esta película y que no son el todo.

Debo destacar como la película se desarrolla en su primera hora en solo 4 escenarios, siendo estos suficientes para retratar la historia. Los planos corridos se hacen impecables teniendo estos escenarios conectados. El uso de los colores en los ambientes y en la vestimenta también le da un brillo especial a este film; se darán cuenta sin tomarle atención: los colores cambian según los escenarios en lo que transitan los personajes.

Para terminar, seguro leerán mucho sobre cierta escena en la película. Pues es muy sobrevalorada a mi punto de vista. Creo que si vemos a este film como un todo, es mucho más impactante que solo el final. A disfrutar.

7/10.

lunes, 24 de agosto de 2015

Mi crítica de cine: 8MM (1999)

Uno de los pocos títulos que tiene en su trama central el tema "snuff". 8MM relata la historia de Thomas Welles (Nicolas Cage), un detective privado que es convocado por una viuda para investigar acerca de un inquietante video encontrado en la caja fuerte de su difunto marido. La grabación, snuff en toda regla, muestra a una muchacha siendo violentada por un tipo encapuchado hasta morir. Well realizará toda una investigación, en compañia de chico punk llamado Max California (Joaquin Phoenix) hasta dar con el paradero de todos los que participaron en esta siniestra grabación.

El punto o tema central que me llevó a visitar este film fue mi curiosidad sobre las películas snuff. En 8MM se refleja muy bien la información que existe en la red y en el conocimiento mundano sobre la existencia de éstas. Primero, señala que las películas snuff son "mitos urbanos". Pues, es cierto que no se ha llegado a un consenso sobre si las películas snuff existen realmento o no; si son piezas violentas grabadas sin ánimos de lucro, solo por placer, para luego comercializarlas debido a su valor grotesco, cruel, gore, etc.; con acceso solo a personas con mucho dinero o para quienes tengan la valentía de sumergirse en el submundo de conocimientos oscuros.

El segundo punto a tratar es justamente los espacios en donde distribuye este material, no solo películas snuff, sino también otras perversiones, que no son el tema central de 8MM, pero que se pueden relacionar con otro tipo de grabaciones ilegales que se comercializan en la red. ¿Existirá un mercado oculto, irreconocible para los ojos normales, donde se pueda conseguir estos materiales de manera física? Es algo que plantea 8MM, pues si en la red podemos encontrar este tipo de vejaciones no es difícil imaginar lo mismo en el mundo real.

Considero pues que 8MM es una película que interesa a aquellos que quieran conocer, saber, investigar acerca de las películas snuff y todo los mitos fabricados alrededor de ello. Otras películas que han retratado bien el tema de lo snuff (películas que he visto), son Tesis (1996) de Alejandro Amenábar y Hardcore (1979) de Paul Schrader. Mejores, con un ambiente propicio para hablar sobre este tema en particular.

Sobre la película en sí tengo poco que decir. Considero que para tratar un tema como los videos snuff, Hollywood no tiene las agallas para representarlo como se debe. Vamos, el snuff debe (¿o es?) lo más inquietante en lo que a registro visual se refiere, tiene que ser entonces una película inquietante. En cambio nos dan a un vengador, un justiciero que deja impune la muerte de la pequeña inocente, protagonista principal de este video políticamente incorrecto. Eso sí, Nicolas Cage hace una actuación horrible. 

Destaco las escenas finales, el grito desesperado del protagonista por salvarse de sus últimos actos cometidos. Vengar la muerte cruel de una inocente no debería ser motivo para desequilibrar a un hombre. Ese es el mensaje que nos da al final la película. Cage parece desmoronarse por inmiscuirse en una serie de asesinatos más que por descubrir un submundo alternativo desagradable e inhumano. Justamente a la mitad del film. un colaborativo Max California le dice a Welles que no parece sentirse asqueado por lo que ve. Cage solo se queda callado.

¿Es que acaso la violencia del día a día es más inquietante que la violencia subrepticia? 

4/10




viernes, 3 de abril de 2015

Día 4

Ale fue tomando la riendas la cofradía. Desde que comenzamos a salir se fue interesando poco a poco en esas nimiedades que nos había interesado a Rodríguez y a mí al inicio de nuestras salidas. La primera vez que conocí la casa de Ale ya había comenzado a coleccionar objetos de peculiar valor (por no decir sin valor) y a organizarlos de tal manera que su sala era un pequeño museo minimalista. La idea me pareció sensata. Su ritual de iniciamiento fue simple, pero significativo.

Por mi parte yo intentaba de buscar nuevo miembros que quisieran unirse a nuestra singular cruzada. Muchos de mis amigos o compañeros de labores no entendían el objetivo de formar parte de este grupo. Algunos se escabullían de mis insensateces, otros me mostraban sus mejores caras de incredulidad. Finalmente, ante el fracaso de la convocatoria, decidí cambiar de discurso. Entre los pocos camaradas que no habían escuchado mi parloteo fútil, insistí en que participaran en un pequeño grupo de tertulias literarias nocturnas.

Amenizadas con alcohol claro.

Era el elemento necesario para generar interés en nuestra empresa. Luego vería la forma de 'voltear la tuerca', como decían tantos cuentistas que busco emular. Esto solo es la 'punta del iceberg' de lo que encontrarían en la cofradía...

Como imaginé, la primera reunión solo fue una conversación para ponernos al día, acabarnos las cervezas que habíamos comprado y ligar con alguna moza interesante que haya asistido. La casa de Ale terminó siendo un salón romano. Casi me lío a golpe con mi compa Gonzalo por estar mirando de manera libidinosa a Ale. Efectos del alcohol y las hormonas, lo sé (yo estuve haciendo lo mismo con esa morena que se apareció a la media noche y que yo no invite).

Bueno, la reunión acabó con final feliz, una amistad grupal en ciernes y nuestros hígados pateados por el alcohol.

A la siguiente reunión regresó la mitad, y a la que continuó solo 3 personas: Manuel, Carla y Jorge.

Pues, empecemos.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Día 3

Así comenzaron mis días con Ale. Salíamos a comer frecuentemente, a beber mucho, a tirar demasiado. Una de esas noches, mientras descansábamos desnudos en un hotel metido entre calles oscuras y desalineadas, me dijo que aquella noche en el bar se había propuesto con Sonia en ligarse a alguien, pasar una noche alocada, desenfrenada y brutal, para luego desaparecer.

Pero fue al revés. Cuando ella se levantó estaba sola en la cama. Sonia y su compañero de esa noche habían desaparecido. Me dijo que estuvo a punto de llorar al sentir su soledad dentro de esas cuatro paredes. Me dijo que salió del hotel a las 8 de la mañana, tomó un taxi y cuando rebuscó en su bolso por la billetera encontró la nota.

A las 8 de la mañana de ese día yo estaba durmiendo. Logré conciliar el sueño después darle muchas vueltas a la cama. Aún tenía en mis recuerdos esa mirada que quemaba, que intentaba meterse en mi mente. De alguna forma lo logró. Cuando ya comenzaba a soñar con la pelea de libros, sonó el celular. Una voz lejana, algo familiar, apareció en el auricular.

- Hola.
- ¿Ale?
- Sí, este... encontré tu número en mi cartera y...
- No quería que te sintieras tan sola ahora. Tenía que irme... -escuché su sollozo tierno.

Le pregunté dónde estaba y a la media hora la encontré en una esquina gris de 9:48 de la mañana. Se había limpiado lo mejor que pudo los ojos llenos de rímel negro que discurrían por las lágrimas. Por primera vez pude verla bien: era menuda, de pelo largo color castaño oscuro, de contextura gruesa y tez clara, ojos pequeños y nariz gruesa. Su rostro formaba un ovalo que combinaba con sus pequeños hombros, pequeñas manos, pequeños dedos. Llevaba el pelo largo hasta los hombres y un cerquillo perfectamente dispuesto le tapaba la frente. 

La llevé a mi piso. Durmió abrazado a mí toda la tarde. 

No supo mi nombre en varias semanas. Luego me dijo que no recordaba mucho lo del bar. Que cuando Rodríguez y yo nos acercamos ya tenían varias cervezas por delante. A la tercera semana descubrió mi nombre y los encuentros fueron más frecuentes y prolongados.

Esa noche en el hotel mientras me contaba y yo recordaba esta historia, me preguntó sobre Rodríguez.

- No lo conocía mucho.

El silencio se hizo denso. Ella lo percibió. También aportó su cuota de largo silencio. Luego de varios minutos viendo el techo agrietado dijo:

- Nos estaban mirando mucho. Él me miraba mucho, tenía algo en la mirada que atraía pero era algo aterrador también.

No supe qué decir. Tras unos segundos en silencio le di la vuelta y la tomé nuevamente.